El pasado jueves, día tórrido si los hubo, mientras un abuelo camorreaba con su patrona la única pasa de uva del pan dulce que compartían, un gran lío estalló en la ciudad. Venía desde el Congreso de la Nación, los ultra demócratas en su ya larga búsqueda del mejor traje que les calza que sin dudas es el que tiene rayas oscuras, ayer jefes de montoneros y también de indios mapuches, atacaban a sus colegas diputados que se aprestaban a sesionar sentados en cada una de sus bancas. O sea que se disponían a trabajar, a pensar, a hacer propuestas que puedan ayudar a las actuales autoridades de gobierno en la búsqueda de un equilibrio económico que permita atender entre otras cosas la triste realidad de nuestros queridos viejos, que todo lo han dado por sus familias y por este maravilloso país que es la República Argentina. Además, hoy nos honran con su sabia serenidad que sin lugar a dudas tendría que aprovecharse para solucionarles el problema que les aqueja desde hace muchísimo tiempo. “Sí se puede…”, o como decía el querido y recordado líder radical Dr. Ricardo Balbín, “para los tiempos que vienen…” Como simple ciudadano entiendo que la miseria ni se reparte ni se ha de administrar, que no sea con fecha de vencimiento y acompañada con un planteo de solución definitiva. Tal vez una de ellas pude llegar a ser si se los desconecta del sector al que pertenecieron en sus años juveniles, cuando aportaban al sistema que ya hoy nos luce como caduco, para el momento que nos toca vivir. Si bien la economía nacional está repuntado, aún sigue colapsada y ávida de nuevas inversiones. Entiendo que sería de buena ayuda, en este trance, si se transforma a nuestros abuelos en altos consumidores. Se lo lograría a través de un impuesto al sector, que sea suficiente para cubrir con creces sus emolumentos. La transferencia tendría que hacerse directamente desde la Tesorería de la Nación a cada uno de los abuelos. Es de comprenderse que habría de desaparecer el actual sistema de ahorro previo, de previsión. Por ende y antes de todo, se tendría que modificar el texto que corresponde de la Carta Magna o sea de nuestra Constitución Nacional. El esfuerzo lo vale, el cambio definitivo también. Gracias